lunes, 19 de julio de 2010

¿Respeto a los resultados electorales?

La consigna dada por el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, y por el gobernador Fidel Herrera, respecto del proceso electoral recién concluido, no es otra que, exigir el respeto al voto dado por los veracruzanos a su partido.
En ese contexto se están dando todas las declaraciones. Desde la dicha por Beatriz Paredes hasta la exigida por Eduardo Andrade, representante del partido tricolor en el Instituto Electoral de Veracruz, quienes han iniciado una cruzada nacional para defender “”su triunfo”” en todos los medios de comunicación, tanto del Distrito Federal como los del Estado.
Aunada a esas acciones, los priistas de Veracruz y sus dirigentes nacionales, así como los líderes de sus respectivos grupos legislativos en el Senado y la Cámara baja del Congreso de la Unión, han diseñado otros frentes de lucha que persiguen el mismo objetivo, como son las visitas constantes de varios de ellos a territorio jarocho, así como las reuniones de varios gobernadores electos en la misma fecha electoral, para darle apoyo a Javier Duarte, como centenares de desplegados en distintos medios de comunicación a lo largo y ancho del territorio veracruzano, firmados por grupos empresariales, líderes sindicales y organismos clericales, donde le tributan respaldo a don Javier, y exigen lo mismo: respeto a los votos obtenidos
Si usted es buen observador, verá que en ningún otro estado en los que se efectuaron elecciones existe tanta movilización de grupos políticos, empresariales y sindicales como en Veracruz, metiéndole presión alas autoridades electorales que, como lo marca la ley en la materia, son los que tienen que calificar no solo los votos que el PRI exige que se le respeten, sino al proceso electoral en su conjunto.
La dialéctica en la política me dice, que en la misma proporción de las exigencias que el PRI, sus dirigentes y funcionarios de elección popular emanados de ese instituto político están haciendo, esta el grado de inseguridad que priva del acto reclamado.
La principal fuente de esa inseguridad no es otra más que el temor fundado de que, las autoridades electorales de la federación (no las de Veracruz, que seguramente aprobarán la elección por unanimidad), analicen con acuciosidad el origen de los votos que piden se les respete, observen que fueron conseguidos en condiciones de claro favoritismo gubernamental y opten por declara la nulidad de la elección
En efecto, el problema en la elección de gobernador en el estado de Veracruz no es en estos momentos el número de votos que consiguió el candidato del PRI o el del PAN. Los sufragios que hayan sacado cada uno de ellos ya no esta a discusión porque se encuentran debidamente consignados en las actas de escrutinio de todas las casillas electorales. Lo que esta a discusión y convalidación es la forma como los consiguieron, dado que la propia ley electoral precisa que el voto debe ser libre, y para que este se exprese como tal, no debe provenir de amenaza, presión o condición alguna.
De allí los anuncios en todos los medios de comunicación del Instituto Federal Electoral que insta a cualquier ciudadano a denunciar a todo aquel ente que condicione el voto, porque esta cometiendo un delito electoral.
Aunque numéricamente el sufragio de un ciudadano cuenta como UNO, no tiene el mismo valor aquel voto dado por un veracruzano que lo otorgo de manera reflexiva, de aquel que le dio bajo presión porque un candidato lo amenazo con quitarle el apoyo económico que recibe de un programa federal, o de una beca estatal, o de apoyos materiales, o porque lo haya vendido por 200, 500, un mil o 5 mil pesos como hoy se sabe.
El voto, matemáticamente hablando, de Sergio Pitol vale lo mismo que el del trabajador petrolero Juan Pérez de Minatitlán, sólo que el del escritor lo dio sin presión alguna, de manera reflexiva, mientras que el del petrolero lo otorgo bajo la amenaza, que de no hacerlo por determinado partido, ya no le renovarían su contrato laboral.
Pero este argumento tan solo viene a ser una arista de las muchas que los magistrados del Tribunal Federal Electoral tendrán que examinar, dado que tanto la Constitución Federal, la Local y la Ley Electoral exigen equidad en los procesos electorales, y esa solo puede observarse si los presidentes municipales, gobernadores, presidente de la República o cualquier otro funcionario no meten dinero público en beneficio de candidatos del partido al que pertenecen; si no rebasan lo topes de campaña los candidatos, o si no compran y corrompen a las autoridades electorales locales para que organicen y realicen un proceso electoral “”a modo””, es decir, para favorecer a determinado candidato.
Por eso, ante el temor fundado del priismo estatal y nacional de que se revise el origen de SUS VOTOS,y califiquen si las condiciones de equidad, seguridad, justeza e igualdad no existieron para todos los candidatos y partidos políticos, sino solo para el suyo y/o el del PAN, exigen el respeto a sus votos, como único requisito para validar la elección de gobernador.

Como consignara la columna política “”templo mayor”” del periódico REFORMA de la ciudad de México el jueves pasado, respecto a la elección de Gobernador de Veracruz, “”nada esta escrito y el TRIFE podría anular la elección del estado de Hidalgo, Durango o Veracruz””, habrá que esperar pacientemente porque todo esto se resolverá por la última semana de noviembre.    Fecha de publicacion: Lunes 19-Julio-2010.    Fuente informativa: Alcalorpolitico.com    Autor: Heli Herrera Hernandez.     

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