Por Helí Herrera Hernández
Twitter:HELIHERRERA.es
Demoledor resulto el informe dado a conocer este fin
de semana por El Centro de Estudios e Investigación, Desarrollo y Asistencia
Social (CEIDAS), sobre el número de personas que fallecieron por
desnutrición durante el período de los gobiernos panistas de Vicente Fox y
Felipe Calderón, como resultado de sus políticas públicas: 85,343 mexicanos y mexicanas.
Estos
datos tienen sustento en el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía que los compendia del 2001 al 2010,
donde también admite que las muertes causadas por el narcotráfico durante ese
mismo período alcanzo la cifra de 49 mil
804 personas, que comparada con los fallecimientos por desnutrición,
resulta más catastrófico el número porque en
nuestro país mueren casi el doble de personas por hambre que por asesinatos
tanto del crimen organizado como de la lucha del gobierno contra las bandas
delincuenciales.
Si de
por si diferentes sectores sociales y partidos políticos han criticado
severamente al Gobierno de Felipe Calderón por su fracaso en la lucha contra el
narcotráfico, el secuestro, la extorsión y el robo, porque no se observa que el
Estado vaya ganando esta batalla, por más que el gobierno panista afirme lo
contrario, peor resulta enterarnos hoy que en 10 años las políticas públicas
implementadas por los gobiernos blanquiazules de Vicente Fox y Felipe Calderón han
matado más mexicanos que las armas de las bandas delincuenciales y el ejército
mexicano.
Los decesos por hambre en México superan en
35 mil 539 a los causados por los
diferentes carteles, y éstos 85,349
tienen a dos personas como culpables por haber implementado una serie de
acciones de desgobierno que las han generado: Vicente Fox y Felipe Calderón,
quienes deberían responder por este genocidio que
lamentablemente va continuar porque de acuerdo con la misma fuente (INEGI), hay
más de 12 millones de compatriotas que no tienen ingreso suficiente para
comprar la canasta básica de alimentos; 54.8 millones de mexicanos pobres que
sobreviven con apenas dos dólares diarios, y cerca de catorce millones más con
un dólar al día, que augura consecuencias funestas para el grueso de estos
mexicanos. Cifras avaladas por el Banco Mundial inclusive, que agrega que es en
nuestro país donde se congrega la mitad de los nuevos pobres del siglo XXI de
Latinoamérica.
Estos
muertos desde luego no han fallecido porque dios así lo haya querido. No, nada
más lejos que eso. Estos muertos son producto de la negligencia de estos
gobiernos neoliberales que prometieron el cambio en el año 2000 cuando tomaron
el poder al derrotar al Partido Revolucionario Institucional, basando su
triunfo en el discurso crítico a las políticas económicas que aplicaban los
gobiernos priístas, a las que se comprometieron liquidar para generar con las
suyas bienestar social, que a 11 años de distancia observamos que resultaron
peores que las de los tricolores.
Así,
mientras todos los días los mexicanos nos enteramos a través de los distintos
medios de comunicación de la lucha frontal que libra el Estado contra las
diferentes bandas delincuenciales, que tan solo durante los cinco años y 2
meses del mandato de Felipe Calderón ya superan los 50 mil muertos, por el otro
ese mismo gobierno tiende una cortina de humo para que no nos enteremos de los
más de 85 mil mexicanos y mexicanas muertas por el hambre, en franco
contubernio con esos medios que ocultan esas
muertes silenciosas que no son otra cosa, que víctimas de los efectos por
acción u omisión del gobierno calderonista y sus políticas publicas.
Estos datos
fríos y duros solo fueron posible conocerlos después de la tragedia que están
viviendo los indios tarahuamaras y raramuris de Chihuahua, que salieron a
relucir después de un trabajo periodístico de investigación dado a conocer en
el noticiario estelar del canal 2 de televisa, que genero el repudio de
millones de mexicanos que no daban crédito a lo que estaban viendo, y
decidieron solidarizarse con esos compatriotas donando alimentos, ropa y dinero
en efectivo para su ayuda, sin conocer que aun había cosas peores que esas
escenas de desnutrición de decenas de miles de seres humanos.
Pero la
hambruna no esta solo con los raramuris de Chihuahua. Esta ya en 339 municipios
del país donde quien no muere por desnutrición morirá por alguna enfermedad
generada por ésta, lo que exige una profunda revisión de toda la política
social para crear una propuesta que genere políticas alimentarias parecidas a
las aplicadas por el gobierno del general Lázaro Cárdenas, que durante sus dos
primeros años de gobierno logro la autosuficiencia alimentaria y en los
siguientes produjeron excedentes que se canalizaron a la exportación con la
consabida entrada de divisas.
Nunca
como en ese gobierno hubo apoyo al sector agrícola para que produjera alimentos
para todos los mexicanos, que durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari
fueron desmantelados en su totalidad, a grado tal que reformaron el artículo 27
constitucional para desaparecer EL EJIDO, generando el neolatifundismo y la
huída de millones y millones de campesinos, comuneros, peones agrícolas y
ejidatarios a las grandes ciudades en busca de empleo porque les retiraron
todos los subsidios al campo mexicano, y muchos de ellos a los Estados Unidos.
A los
que se quedaron los han convertido en limosneros y pordioseros tanto los
gobiernos del PAN como los del PRI, acostumbrándolos a vivir de los programas
sociales como el piso firme, las láminas para su jacal, la despensa, el
programa de oportunidades, el 70 y más, a cambio de que voten por ellos en cada
elección y no exijan fertilizantes baratos, semillas mejoradas, crédito para
programas de desarrollo agrícola, acuícola, de ganado ovino, porcino bovino, o
para agroindustrias.
Es
difícil escribirlo y es difícil leerlo, pero las gentes del campo esperan con
ansias las campañas electorales porque es cuando los partidos de la burguesía,
los que tienen dinero, llegan abastecerles por unas cuantas semanas la cocina y
calmarles el hambre, aunque después enfermen y mueran por desnutrición, como ya
esta sucediendo en muchas colonias donde se han conformado los cinturones de
miseria.
Que
terrible y dramático es saber hoy que el hambre esta matando más gente, casi el
doble, que las causadas por los enfrentamientos entre narcotraficantes y de
éstos con el ejército mexicano, gracias a los gobiernos panistas de don Vicente
y don Felipe, que nunca quisieron cambiar las políticas públicas diseñadas por
los priístas Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, porque en el fondo
las abrazan y comparten.
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